viernes, 6 de enero de 2012

El fenómeno DINK (Parejas sin hijos)

Un nuevo fenómeno se abre paso: el de las parejas que han decidido no tener hijos, en busca de una mayor libertad y realización.

Ana y Daniel llevan seis años casados. Bordean los treinta y cinco años y por más que padres y suegros presionen para ser abuelos, han decidido no tener hijos. Ambos viven un gran compromiso profesional, con dos muy buenos salarios. Cada uno estudia su propia maestría y disfruta la vida. Van a cine y a teatro y luego cenan. No se preocupan por las vacaciones: pueden ir a cualquier lado, sin impedimentos. No es que odien a los niños. Simplemente, aman su libertad y su independencia. Ana y Daniel pertenecen a un nuevo modelo de pareja: Dink.

Dink es un término acuñado en los años ochenta proveniente de las siglas inglesas Double-Income y No Kids yet (sueldo doble -por los dos integrantes de la pareja-y sin hijos), y hace referencia a las parejas que han decidido renunciar a tener hijos.

Los Dink suelen ser profesionales y sus motivaciones están relacionadas con la libertad. Se encuentran entre los 28 y 37 años y proliferan por todo el planeta cada vez con más fuerza.

En Estados Unidos, según la American Demographics Magazine, las parejas sin hijos están en ascenso y en 2010 sumarian 31 millones. Algo parecido sucede en China, Canadá, Japón, España e Italia, donde el fenómeno empieza a alarmar a las autoridades. En Gran Bretaña una de cada cuatro personas es childfree (sin hijos) y conforma una pareja Dink.



Los Dink suponen un nuevo modelo de familia: parejas en cuyo vínculo no está implícito –como suele o solía estarlo– el deseo y el ansia de generar descendencia. Hay ciertas variantes de este tipo de estructura familiar. Algunas motivaciones tienen que ver con movimientos ideológicos como la autoextinción, la incapacidad económica, el ambientalismo y la sobrepoblación mundial.

La cultura Dink no es resultado de la imposibilidad biológica de no poder concebir, sino un proyecto de vida que no incluye tener hijos. También puede verse como un movimiento de contracultura, en protesta por tanto hijo no deseado que ha llegado al mundo.



La forma de entender la vida de los Dink ha sido fuertemente criticada por organizaciones sociales como la Iglesia Católica, porque consideran que es una actitud egoísta poner la libertad por encima de "los valores y tradiciones familiares". Lo cierto es que los Dink tienen unas motivaciones interiores sólidas cada vez más comprendidas.

La decisión de no tener hijos puede estar determinada por la situación social o ambiental del ahora. Sin embargo, puede que esta decisión se haya alimentado desde la niñez, cuando vivieron la frustración y el dolor de sus padres al ver evaporar sus sueños y sus proyectos de vida frente a las responsabilidades de la crianza; los agobios económicos de una familia, o el deterioro de la pareja y la separación. ¿Quién no escuchó de sus padres decir “yo iba a ser… hasta que naciste y nos tocó trabajar”? Los Dink son una voz social que responde al equilibrio sistémico familiar y a la necesidad de conquistar y realizar los proyectos abandonados por los padres o los hermanos mayores. Otro factor importante tanto para la mujer como para el hombre de la pareja Dink, es el propio impacto en la crianza con respecto al rol de madre o padre que vivieron en su niñez. Muchas hijas vieron morir a la mujer dentro de la madre, o la vieron también hacer una cadena de renuncias dentro de la sexualidad, la belleza y la libertad, que la llevaron a una pérdida de valor y sentido, que la mujer de la pareja Dink también se jura no repetir.

Dink al extremo

Nuestra sociedad como útero es fría y de cemento, hay cada vez menos espacio de lo público para los niños. Hemos cambiado los parques por parqueaderos y las ciudades son en verdad "antiniños". Las empresas se han deshumanizado, hay jefes obsesivos que obligan a dejar sin padres a muchos pequeños por las largas jornadas de trabajo. Hay prisa, la crisis mundial obliga a nuestros niños a crecer aceleradamente robando la paz e inocencia de la infancia… En fin, hay muchos factores que hacen sentir a los niños mal venidos al mundo....



Abrir la cabeza, escuchar y respetar siempre es mejor que juzgar. Entonces, ni buenos ni malos, ni mejor ni peor: parejas que no consideran que los hijos sean necesarios para llevar una vida plena; personas que asumen que no desean o no pueden entregarle a un niño el tiempo y el cuidado que necesita y actúan en consecuencia... No desafiando sino soltando, simplemente, la obligación de ser padres. ¿No es mejor que traer al mundo un bebé sin espacio donde ubicarlo, sin convicción ni deseo?

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