domingo, 8 de agosto de 2021

Citas celebres de Gandhi (Antinatalistas)

Si la destrucción es violencia, la creación también es violencia. La procreación, por tanto, implica violencia. La creación de lo que está destinado a perecer ciertamente implica violencia.

viernes, 6 de agosto de 2021

EMIL CIORAN - CITAS

 No haber nacido, de sólo pensarlo, ¡qué felicidad, qué libertad, qué espacio!

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La única, la verdadera mala suerte: nacer.

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E. M. Cioran Del inconveniente de haber nacido

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Tres de la mañana. Percibo este segundo, después este otro; hago el balance de cada minuto. ¿A qué viene todo esto? A que he nacido. De cierto tipo de vigilias viene la inculpación del nacimiento. 

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«Desde que estoy en el mundo», ese desde me parece cargado de un significado tan espantoso, que se torna insoportable. 

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 No corremos hacia la muerte; huimos de la catástrofe del nacimiento. Nos debatimos como sobrevivientes que tratan de olvidarla. El miedo a la muerte no es sino la proyección hacia el futuro de otro miedo que se remonta a nuestro primer momento. Nos repugna, es verdad, considerar al nacimiento una calamidad: ¿acaso no nos han inculcado que se trata del supremo bien y que lo peor se sitúa al final, y no al principio, de nuestra carrera? Sin embargo, el mal, el verdadero mal, está detrás, y no delante de nosotros. Lo que a Cristo se le escapó, Buda lo ha comprendido: «Si tres cosas no existieran en el mundo, oh discípulos, lo Perfecto no aparecería en el mundo...» Y antes que la vejez y que la muerte, sitúa el nacimiento, fuente de todas las desgracias y de todos los desastres.

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La imposibilidad de encontrar un solo pueblo, una sola tribu donde el nacimiento provoque duelo y lamentación, prueba hasta qué punto la Humanidad se encuentra en estado de regresión.

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Rebelarse contra la herencia, es rebelarse contra millones de años, contra la primera célula. 

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Nunca estoy a gusto en lo inmediato, sólo me seduce lo que me precede, lo que me aleja de aquí, los innúmeros instantes en que yo no fui: lo no-nato, en suma.

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Se que mi nacimiento es una casualidad, un accidente risible, y, no obstante, apenas me descuido me comporta como si se tratara de un acontecimiento capital, indispensable para la marcha y el equilibrio del mundo.

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Haber cometido todos los crímenes: salvo el de ser padre.

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Me gustaría ser libre, inimaginablemente libre. Libre como un ser abortado.

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La única, la verdadera mala suerte: nacer. Se remonta a la agresividad, al principio de expansión y de rabia aposentado en los orígenes, en el impulso hacia lo peor. No es de extrañar que todo ser venido al mundo sea un maldito.

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Días milagrosamente cuajados de esterilidad. Y yo, en vez de alegrarme, de cantar victoria, de convertir esa sequedad en fiesta, de ver un ejemplo de mi realización y madurez, de mi desapego, me dejo invadir por el despecho y el mal humor: así de tenaz es en nosotros el hombre viejo, la chusma turbulenta incapaz de hacerse a un lado.

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 «Todo es dolor», esta fórmula budista modernizada daría: «Todo es pesadilla.» De la misma manera el nirvana, llamado a poner término a un tormento más generalizado, dejaría de ser un recurso reservado sólo a algunos, para tornarse universal como la pesadilla misma.

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No me perdono el haber nacido. Es como si, al insinuarme en este mundo, hubiese profanado un misterio, traicionado algún compromiso de magnitud, cometido una falta de gravedad sin nombre. Pero a veces soy menos tajante: nacer me parece una calamidad que, de no haberla conocido, me tendría inconsolable.

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